Alegre y bondadosa, valiente y decidida, con una estabilidad emocional increíble. Creativa, soñadora, llena de fe y confianza, la más humilde y sencilla de todas. Obediente, emprendedora y por sobre todas las cosas, con el amor más grande del planeta, hecho verbo dentro de su vientre, así fue, María.
El ejemplo de María sigue vigente como modelo de vida. Dentro de las actividades diarias en nuestros trabajos y hogares hacen falta muchas Marías, que se atrevan a decir «sí» sin preguntar. Con valentía y alegría, enfrentando cada reto que se presente, confiando en Dios padre. María, fue una mujer que ante las adversidades siempre se mantuvo serena, pensando antes de actuar, hablando solo lo necesario, con palabras asertivas.
A través de este artículo queremos destacar 3 actitudes de María
1. María cuidaba de los detalles
En las Bodas de Caná fue ella la primera en darse cuenta que faltaba vino y aunque parezca algo sencillo, fue lo que impulsó aquel primer milagro.
Ella nos enseña que atender a los detalles hace la diferencia y así se logran grandes resultados. Aquellos que si estamos trabajando como hombres difícilmente seríamos capaces de notar.
2. María demostró su valentía al emprender un largo viaje sola
Viajó para ir a visitar a su prima Isabel. Para cuidar de ella ya que se encontraba en la recta final de su milagroso embarazo. ¿Cuántos de nosotros hoy en día somos capaces de hacer actos tan nobles y valientes?
Hace falta que en los trabajos exista una o más Marías, que demuestren cercanía con las personas que las rodean, nobleza, valentía y espíritu de servicio para cada obra que se encuentre sin sentimiento.
3. Ante cualquier dificultad María se mostró serena
Y no solo serena, sino curiosa. No se detuvo y el miedo no paralizó sus actos, ejemplo de ello fue la muerte de su Hijo y el dolor tan grande que sentía su corazón. A pesar de eso, no se recuerda a María gritando o reclamando a los responsables de la muerte de Jesús.
Siempre con una pregunta justa antes de actuar. Como en el momento en que su hijo, con solo 12 años, se extravió, y al encontrarlo, solo le preguntó: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos». (Lc 2,48) pues antes de actuar es importante pensar y al hacerlo se debe hacer con una actitud serena y equilibrada, ella siempre buscó no dañar a nadie y que edificar con su ejemplo.
Hablar hoy de María es contar todo lo que Dios quiere de la humanidad.